Perseguir un sueño. Tener un objetivo. Pretender ser feliz. Son esas zanahorias que todos debemos tener delante. Son esos factores motivadores, estimulantes y propios de nuestra especie. Una meta y dar el primer paso. Eso es todo lo que necesitamos. Es el empujón, con el que comienza el camino. Dese ese instante, todo sucede como en un tren. Saltamos de sorpresa en sorpresa, nos perdemos intentando atender a todo. Buscamos el modo de no perdernos nada. Cada detalle cuenta, cada golpe, cada caída, nos marca con algún recuerdo.
De ese transito cotidiano, de esa búsqueda frenética para llegar a la meta, surge nuestro aprendizaje. Algún acierto, muchos errores y frustraciones, que constituyen ese caudal de información esencial para hacerlo mejor. Esa experiencia acumulada a lo largo de nuestro periplo vital, es imprescindible a la hora de aprovechar las oportunidades que se abren cada despertar. De ahí, vamos descubriendo los mecanismos y comandos que activan nuestro motor interior. Desde donde se pone en funcionamiento el generador de alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza.
Cuando los afectos y emociones positivas hacen su trabajo, es el momento que nos marca el arranque, el comienzo del camino. Nos indica una meta y dar el primer paso, es ponernos manos a la obra con fuerza, ganas y actitud positiva.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo mis afectos y emociones positivas, que hago aflorar en esos íntimos procesos de transformación personal. Ahí va éste pregón cotidiano.
A disfrutar el día!!!!!! A seguir cuidándose!!!! Les deseo una buena noche!!!!!
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