Al despertar, dejar que avance la impetuosa, entusiasta, cautivante y bulliciosa alegría de vivir. Es de algún modo, lo que nos ayuda a encarar nuestras tormentas personales cotidianas. Y nos permite abrir la puerta a la ilusión y la esperanza. Es esa fuerza interior que eclosiona, que aflora con toda su potencia creadora, para permitirnos encarar el camino cotidiano con cierta confianza. Desde la cual, construir las bases de nuestro bienestar personal, familiar y colectivo.
Claro, que nada es totalmente seguro, siempre existe la incertidumbre y los miedos que subyacen en nosotros. Esos que están ahí latentes, a la espera de cualquier signo de debilidad para salir a la luz y formar parte de esa serie interminable de complicaciones. Por eso, es fundamental mantenernos constantemente alerta. Estar dispuestos a tocar esos comandos ancestrales que todos llevamos dentro y que nos hacen poner en condiciones de resistir. Son esos misteriosos mecanismos que desatan la creación de alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza.
Desde esa posición, desde esa base de afectos y emociones positivas, será la situación ideal para superar cualquier obstáculo o complicación que surja a lo largo de nuestro trayecto cotidiano. Abrir la puerta a la ilusión y la esperanza, desata ese ímpetu, esa cautivante y bulliciosa alegría de vivir con la cual superar cualquier miedo o incertidumbre subyacente.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo mi bulliciosa alegría de vivir con quienes me rodean, dejando caer a los cuatro vientos éste pregón cotidiano con ese mensaje constante.
A disfrutar el día!!!! A seguir cuidándose!!!!! Les deseo una buena noche!!!!!
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