Es Domingo, tocó dormir un poco más, con lo cual desayunamos tarde y así que terminamos, nos fuimos a cumplir la promesa a San Judas. Es el santo del cual mi esposa es devota y allí vamos cada mes a responder al compromiso. Luego, como siempre, aprovechamos para dar un paseo en el puerto de Vigo, por allí también comimos y generamos alegría, ilusión, buena onda, optimismo, felicidad y amor.
Desde ese mismo lugar, del que partieron tantos emigrantes hacia los países del cono sur, entre otros mis padres, que arribaron a Uruguay. Yo mismo que unos años después, a principios de los años 60 del siglo pasado, arribé a ese mismo puerto junto a mis padres y hermanas, para visitar a los abuelos. Recuerdos que tengo bien marcados en mi memoria, desde aquel mismo momento en el que partimos de Montevideo y hasta que regresamos a casa nuevamente.
Pues, mientras comíamos en el restaurante de ese edificio aduanero, miraba las fotos de aquellos viejos buques de pasajeros y recordaba aquellos instantes. Aquel primer encuentro con los abuelos, sumado a la alegría de mis padres por ese retorno a sus raíces, por el reencuentro con sus padres. Cuantas emociones, cuanta energía positiva, cuanta ilusión, cuanta algarabía, cuantas lagrimas de amor y también de pena. Pues en todo retorno, también hay implícito un alejamiento, una ruptura, un soltar para dejar ir, que siempre es doloroso.
Por eso los reencuentros son tan importantes, por eso nos generan tanta alegría, por eso hacen aflorar todo nuestro caudal afectivo y emocional.
Y por ahí vamos yendo, disfrutando del camino, manteniendo el rumbo fijo hacia el ser feliz. A disfrutar lo que resta de finde.
Gracias por estar ahí!!!!!!
Gracias por compartir!!!!
Les mando un abrazo!!!!!!
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