Muy buenos días, más temprano, salí un momento a la puerta de casa para valorar la situación climática. En ese preciso instante, apenas llovía y pasaban algunos rezagados llegando al colegio vecino. A esa distancia, aún podía oír las risas de esas niñas acompañadas por su papá, que disfrutaban de la alegría, la ilusión, la buena onda, el optimismo y la felicidad características de esa edad.
Así deberíamos llevar adelante nuestras vidas, hacer nuestro camino con esa inocencia, con esa honestidad, con esa capacidad de asombro, con ese amor por la vida y por lo que nos rodea. Es verdad, que debemos educar a los niños y además instruirlos en algunos conocimientos y destrezas básicas. Pero, en verdad, tenemos mucho más que aprender de ellos, pues nosotros, con los años, con todo eso que hemos aprendido en nuestro trayecto, nos olvidamos de sentir, de disfrutar, de compartir como niños.
Y así vamos yendo, muchos de nosotros dando pena, pensando que somos "lo más", que por tener algunas cosas, o estar en una posición privilegiada, somos la imagen a imitar.
Así estamos, así vamos por esos caminos de Dios, dando tumbos a diestra y siniestra, creyéndonos poseedores de la verdad absoluta. Y no pasamos de ser unos pobres infelices, sumidos en una corriente que nos lleva por sitios en los que no queremos estar, con sonrisas de plástico y vacíos de todo afecto.
Afortunadamente, en lo personal, hace muchos años abandoné esa corriente, deje que siguiera su camino. Decidí apartarme, buscar un nuevo punto de vista, elegir hacia donde ir y con quién ir. Opté por lo básico, escogí ser, vivir mi vida, disfrutar de mi entorno, de mis afectos y de lo que puedo generar desde lo más profundo de mi ser.
Por ahí voy yendo, siguiendo mi rumbo fijo hacia el ser feliz. Esa meta constante, recurrente y efímera.
Gracias por estar ahí!!!!
Gracias por compartir!!!!
Les mando un abrazo!!!!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario