A la orilla del mar

Muy buenos días, son tiempos de soltarnos poco a poco, de retomar sanas costumbres, ahí estamos, con todas las precauciones del caso, haciendo la sobremesa a la orilla del mar. Hace un par de días nos enteramos que el chiringuito de Testal volvió a retomar su actividad después de la cuarentena y con los calores abrasadores de las últimas jornadas decidimos ir a tomar un café allí.
Pertrechados con toda la indumentaria necesaria y guardando las distancias pertinentes, nos sentamos cómodamente a la sombra a degustar un café. La brisa marina que entraba, refrescaba el ambiente de tal forma que hacía muy agradable y placentero el momento. En verdad, no daban ganas de retornar a nuestras actividades, esa brisa fresca, ese microclima creaba un letargo, una somnolencia hipnótica. Y al mismo tiempo era un factor estimulante y generador de alegría, ilusión, buena onda, optimismo, felicidad, amor y esperanza.
Claramente nuestro esfuerzo, nuestras ganas, nuestra actitud positiva al momento de ponernos manos a la obra en cualquier labor, hacen al logro de los objetivos marcados. No obstante, el clima, el ambiente que creamos a nuestro alrededor, facilitan mucho cualquier emprendimiento. Por ello, además de aprender a activar nuestros propios mecanismos internos generadores de afectos y emociones positivas. Tenemos que aprender a compartirlas y contagiarlas a todo ese entorno cercano, debemos asumir el liderazgo necesario y ser ejemplo.
Así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, buscando siempre el mejor modo de compartir, contagiar humildemente mi constante algarabía y esperanza. Puede parecer algo pueril, algo excesivamente inocente, pero honestamente pienso e intento transmitir eso mismo, debemos intentar despertar ese niño que todos llevamos dentro. Dejemos tanta solemnidad y estupidez a un lado y disfrutemos la vida como debe ser. A disfrutar el día!!!! A seguir cuidándose!!!!!
Les mando un abrazo!!!!!