Muy buenas tardes, un día sí y otro también, en casi todas pares del mundo, los representantes del pueblo, esos que designamos para manejar honesta y dignamente lo que es de todos, al llegar, se despachan a gusto y hacen lo contrario, gente ruin. Ayer, un amigo, me envió un mensaje que incluía un enlace para ver un video. Resultó ser el de un representante argentino, quién mientras participaba de una reunión de la cámara de diputados por teleconferencia, ante cámaras procedió a manosear a una mujer. Hoy creo que ya todo el mundo lo vio, por tanto no es necesario dar mayores explicaciones.
Claramente es algo inconcebible, totalmente fuera de lugar, esto de pretender mostrarse de tal forma que genere una gran difusión a cualquier precio, es ya demencial. Seguramente detrás de toda esta parafernalia mediática, existe un interés puntual para proyectarse políticamente y aspirar a cargos de mayor relevancia en ese mundo. En el mundo en que vivimos, podemos esperar cualquier cosa, ya no hay límites para lograr ese minuto de fama. El decoro, la integridad moral, la honestidad y la dignidad de un representante del pueblo, ha quedado por los suelos. En Argentina especialmente, desde que tengo conocimiento, salvo en muy contadas ocasiones, lo común, lo cotidiano, ha sido la corrupción en todos los niveles de la sociedad.
De esa corrupción pequeña cotidiana de la gente común, fruto del ejemplo de quienes deberían mostrar un accionar honesto y digno. Hasta el descaro actual, en el que los gobernantes de turno, se llevan el dinero en maletas, mientras el país y su gente cada día se hunden en la pobreza y la miseria. Esa pauperización de la sociedad, sembrada de ignorancia, de falta de respeto por las normas más elementales, hace que nadie reaccione. Todos esos seres que asumen su vida como meros dependientes de un estado, que los mantiene sin contraprestación y les niega adrede la posibilidad de ser artífices y creadores de su propia existencia. Y les anula la alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza de un trabajo digno.
Eso sucede en Argentina, pero también en muchos países más, mismo en ésta vieja y anquilosada Europa, donde tenemos algunos claros ejemplos de incipientes movimientos hacia lo que está sucediendo en varios países latinoamericanos. El miedo a perder el statu quo, esa situación de bienestar aparente, que genera inmovilidad. Ese pánico que inmoviliza, que nos ciega e impide ver más allá, nos hace perdernos en elucubraciones banales y abrir la puerta a conceptos pintados de modernos, que solo son viejas ideas retrógradas inútiles. Las que, con el cuento del bien común, terminan siendo buenas para unos pocos, lo que sugieren está sucediendo y pretenden cambiar. De momento solo han demostrado que el cambio es de personajes, el concepto básico sigue, aunque tal vez, concentrando mucho más la riqueza.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo lo que pienso, lo que me generan algunas novedades, manteniéndome alejado de esa gente ruin. Sintiendo que todos esos actos de fe ancestrales, sobre los que hemos basado el desarrollo de la humanidad, cada vez son más nocivos. Y me reafirmo cada día en vivir cada jornada sintiendo, disfrutando y compartiendo lo más auténticamente mío, mis afectos y emociones positivas.
A disfrutar el día!!!!! A cuidarse mucho!!!!! A sacudirse los miedos!!!!
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