Muy buenas tardes, despertar en O Cotariño, obligaba a una buena caminata por el monte, a media mañana con una llovizna intermitente salimos al camino, por el monte, entre aerogeneradores y la mar golpeando cantiles con vigor. Avanzamos a paso lento pero continuo entre las hierbas y siguiendo las huellas que marcaban una vieja corredoira. Nos dirigíamos monte arriba, intuyendo la mar que se anunciaba en los aromas arrastrados por el viento y la llovizna suave y recurrente.
Sin tener claro el camino, nos lanzamos desafiado los amenazantes elementos climáticos y sin darnos cuenta, llegamos a Cabo Vilano luego de casi tres horas de caminata. Ya en ese punto, la llovizna se hacía lluvia y el viento que castigaba firme, se encargó de ir calando nuestras escasas prendas de abrigo. Algo más de una hora después estábamos de regreso en nuestra habitación, calados hasta los huesos de la cabeza a los pies. Y más allá de la mojadura, el cansancio y los dolores de cuatro horas de caminata, la alegría, ilusión, buena onda, optimismo, felicidad, amor y esperanza eran mayúsculos.
Un fin de semana diferente, manteniendo los cuidados y precauciones pertinentes, pero cambiando la rutina cotidiana para poder sobrellevar mejor la pandemia desbocada. Ya da igual cómo se llegó a esta situación, ni identificar a los culpables, de momento es obligado sobrevivir. Y para lograrlo además de cumplir con las recomendaciones sanitarias específicas, debemos fortalecernos, física, espiritual y anímicamente. Nuestro sistema inmunitario debe reforzarse con buena alimentación, ejercicio físico, afectos y emociones positivas.
Todos esos elementos deben guardar una estricta y adecuada proporción, son determinantes en el éxito de la principal tarea actual, sobrevivir. Por lo cual, debemos ponernos manos a la obra con fuerza, ganas y actitud positiva, además de estar dispuestos a compartir nuestra capacidad de hacer aflorar todos esos sentimientos y emociones positivas con quienes nos rodean.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo mi pregón cotidiano como cada jornada. Repitiendo mi mensaje constantemente, así como la mar golpeando cantiles con vigor.
A disfrutar el día!!!!! A seguir cuidándose!!!!
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