A veces, tenemos que salir al camino cuando arrecia la tormenta interior. Y si toca, hay que fijar un objetivo y apechugar a la intemperie. Y aunque brille el sol, siempre aparece alguna nube delatora. A veces, necesitamos ayuda. Nadie es totalmente independiente, el ser omnipotente, solo es aquel que tenga todos los demás atributos divinos. Por tanto, todos en muchos momentos de nuestro trayecto, quedamos expuestos a esos tornados interiores y necesitamos un ancla, un asidero.
Una ayuda, que solo puede provenir de quienes nos rodean. Nuestras familias, amigos y gente cercana, con esa capacidad de percibir las sutiles diferencias que delatan una situación tormentosa. Eso, requiere una sensibilidad especial, para notar los pequeños y sutiles signos que muchos de nosotros intentamos ocultar. Unos por vergüenza, otros por miedo al que dirán y otros simplemente por no agobiar a nadie, pues todos tenemos nuestros problemas. Pero, más allá de las problemáticas que todos tenemos, también es verdad que ayudar, forma parte de la solución a nuestros males.
En general, cuando somos capaces de percibir esos detalles en los demás y les ayudamos, también nos estamos ayudando a nosotros mismos. Lo cual no significa compartir los problemas, más bien crear juntos alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza. Aprender a desarrollar y compartir nuestras capacidades y talentos, para beneficio de todos. Así, también combatimos esos egoísmos perversos, que nos llevan a esconder y negar que todos a veces, necesitamos ayuda.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo lo que encuentro en el trayecto y los pensamientos que me genera. Así, voy dejando caer a los cuatro vientos éste pregón cotidiano, a veces inconcluso, solo para jugar.
A disfrutar el día!!!!! A seguir cuidándose!!!!1 Les deseo una buena tarde!!!!
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