Después de la tormenta, viene la calma. Hacer evaluación de daños, restañar heridas. Y retornar a las actividades cotidianas. Y con esa ayuda, de los incondicionales que nos rodean, volveremos a encarar lo que surja. Con fuerza, ganas y actitud. Recuperarnos, transformarnos para volver al camino, requiere de toda la ayuda que se pueda conseguir. La de nuestro entrono cercano es muy importante, pero más aún, esa energía interior que todos llevamos dentro. Esa reserva que guardamos, para esos momentos especiales, es la que nos permitirá resurgir de las cenizas y procesar la transmutación correcta.
De esa alquimia constante, de esa transformación permanente a la que estamos sometidos cada uno de nosotros, renace cada jornada alguien nuevo. Cada día despertamos como un ser diferente, con la posibilidad de elegir su camino y aprovechar el amplio espectro de oportunidades que se abre ante nuestros pies. Y en esas tareas, tenemos que ponernos manos a la obra, con fuerza, ganas y actitud, para poder lograr esa gran objetivo, esa gran transformación personal. Es algo que se plasma cuando creamos alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza.
Todo eso, se logra consolidar, en el momento que adquirimos la capacidad de compartir todos esos afectos y emociones positivas con quienes nos rodean. Así, devolvemos la ayuda, así, permitimos que todo fluya de un lado a otro. Así, logramos ese balance perfecto que nos permite continuar el camino elegido cada mañana. Así, se procesa esa armonía energética que amalgama y sostiene nuestra vida a lo largo del trayecto.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo la energía que soy capaz de hacer aflorar desde lo más profundo de mi ser. Ayudando a mantener ese balance, esa armonía universal con mi modesta contribución cotidiana.
A disfrutar el día!!!!! A seguir cuidándose!!!! Les deseo una buena noche!!!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario