A cada paso, nos encontramos con sorpresas, encuentros, situaciones, o simplemente una gaviota emprendiendo el vuelo. Allí, a la orilla del río, lugar y momento precisos. Estar atentos, despertar la curiosidad y sentir fluir la vida. Percibir los sonidos, los aromas, sentir el frío viento de la mañana en la cara y observar los movimientos naturales a nuestro alrededor. Ser capaces de captar todo esto, mientras vamos rumbo a cumplir con nuestras actividades cotidianas, es algo que habla bien de nosotros. Entre otros aspectos, porque así, compaginamos un amplio espectro de cosas al mismo tiempo.
Doy fe que no es fácil la tarea, requiere de un esfuerzo extra, para ponerse manos a la obra en todo momento, estar alerta, con ganas y actitud positiva. Es algo que las primeras veces cuesta un poco, pero luego, cuando le tomamos el gusto y especialmente cuando valoramos los resultados, resulta reconfortante, ameno y estimulante. Es ahí, cuando apreciamos en toda su dimensión la importancia de despertar la curiosidad. Un momento muy especial en el que aflora alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza.
Todo eso ocurre, en esos instantes especiales que se van dando a lo largo del trayecto. Pequeños detalles, un movimiento insignificante, o un sonido distinto, hacen que nuestra rutina cotidiana cambie un poco. Y en ese preciso instante, se produce una revolución interior, que activa y hace aflorar todos esos afectos y emociones positivas. El momento culmine, donde apreciar en carne propia, lo que significa sentir fluir la vida. A partir de ahí, se despeja todo nuestro día, lo complejo se vuelve simple, valoramos las cosas de otra forma y tendemos a fluir en la misma sintonía.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo mi sintonía amable y cordial, dejando testimonio en cada pregón que suelto a los cuatro vientos.
A disfrutar el día!!!!! A seguir cuidándose!!!!! Les deseo una buena tarde!!!!!
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