En cualquier caso, emigrar, salir de nuestro lugar, alejarnos de nuestras familias y amigos queridos, significa un sacrificio descomunal. Por nosotros y por quienes quedan. En ambos casos, se debe continuar, llenar huecos, que en realidad, siempre quedan vacíos de algún modo. Más allá de que mantendremos los vínculos, las historias van cambiando. Vamos generando nuevos contactos, nuevas amistades y nuevas familias. Sin olvidarnos de lo que dejamos atrás, nuestras prioridades van cambiando. La morriña es algo que nos acompaña siempre, pero a pesar de ello, seguimos adelante. Ese motor, para seguir, funciona con alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza.
Son esos afectos y emociones positivas los que nos mueven. Funcionan como antídotos para neutralizar y eliminar cualquier evento negativo que nos perturbe. Y al mismo tiempo, sobrevivir a ellos, resurgiendo de nuestras cenizas. Ese mecanismo de defensa natural, esa recomposición constante que todos llevamos de forma innata, nos mantiene vivos. Por eso seguimos manteniendo el espíritu de los nómadas, tendiendo puentes y transmutando a medida que vamos de un asentamiento a otro.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo mi periplo con quienes me rodean. Dejando caer mis motivos y mi búsqueda constante, en éste pregón cotidiano, como buen nómada.
A disfrutar el día!!!!! A seguir cuidándose!!!! Les deseo una buena tarde!!!!!
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