Si estas recordando, significa que ya
no eres tan joven, y estarás rememorando aquel suceso gracioso,
alegre y feliz, o aquel otro que ahora con la perspectiva del tiempo,
valoras como una de esas boludeces que uno hace cuando es
demasiado joven. Si por otra parte estás en esa maravillosa edad,
todo ésto te puede resultar tonto, pues el sentirse un ser superior e
inmortal, a casi todos nos condujo por ese camino, hasta que nos
despertamos.
El despertar es bueno, pero en algunos
casos nos convierte en seres rutinarios y aburridos. Comenzamos a
reprimir aquella frescura, aquella espontaneidad, aquellas
sensaciones contradictorias, desafiantes, dulces, que nos ponían a
mil y nos generaban alegría, ilusión y felicidad. Sin darnos cuenta
nos convertimos en aquellos viejos que siempre nos propusimos no ser,
y nos ahogamos en un balance de aciertos y errores más o menos igual
al de antaño.
Tenemos que trabajar duro, para que el
después sea algo enriquecedor, alegre, feliz. Los años seguirán
pasando, pero nuestro espíritu debe permanecer intacto, con aciertos
y con errores, pero vividos al máximo, a nuestra manera, disfrutando
de cada instante, sin claudicar. Hay que despertar, pero hay que
mantener los sueños, o las sensaciones que nos generan y el espíritu
emprendedor de la juventud.
Seremos capaces de convertirnos en
ejemplo, sin caer en la rutina y el aburrimiento. Podremos
mantenernos con ese espíritu de lucha, con esa ilusión, con ese
optimismo y seremos capaces de generar esa felicidad que tanto
necesitamos. Hay que comprobarlo, por tanto les propongo poner manos
a la obra, yo creo que es posible, y tu que piensas?
La foto, es desde el castillo de Teguise.
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