Viendo tantas fotos y vídeos deanimales en casi todas las redes sociales, me hace acordar a Doña
Cándida. Una gallega muy trabajadora, con una personalidad
impresionante, que vivía en la calle Fynn, muy cerca de donde
funcionó la primera planta del laboratorio, en Francisco Pizarro y
Juan Proudfoot. Una mujer que transmitía alegría, ilusión,
optimismo y felicidad.
Era una señora mayor, que en su casa
criaba animales de granja, vacas, cerdos, gallinas, pollos, patos,
conejos, además de algunas mascotas, loros, gatos y perros. Alguna
vez visité su casa acompañando a mi padre, a quien consultaba
cuando tenía algún problema sanitario en su zoológico privado,
donde reinaba la total armonía, se podían ver a todos los animales
juntos, conviviendo apaciblemente.
Supongo que mucha gente de mi edad y
mayores, de la zona de Colón, aún se acordarán de ella, llevando a
sus vacas a pastar cerca de las vías del tren, o viajando en algún
ómnibus de Cutcsa con su clásica bolsa de arpillera, para entregar
la mercadería a sus clientes de los bares y parrilladas del mercado
del puerto de Montevideo.
Vaya ejemplo de amor por su trabajo, de
constancia, de esfuerzo, daba la impresión de que gozaba con su
tarea. Y todo ese despliegue lo hacía por su familia, su hija, sus
nietos y su adorado esposo, un italiano muy simpático, que se
encargaba de las tareas domésticas, y a quien conoció en su trabajo
por las ferias y mercados en Uruguay.
La foto, es de los novillos que criaba en Margat,
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