Vino y felicidad

El vino nos acompaña desde tiempos inmemoriales, es el elixir divino por excelencia, que tanto ha alimentado, relajado y ayudado a la salud de la humanidad. Entre otras propiedades tiene la virtud de aglutinar y hacer sociables a las personas, que con una copa de vino, un fuego y poco más, pueden estar horas conversando y pasando momentos agradables, de alegría y felicidad.

Esa camaradería, complicidad, amistad y felicidad entorno a una copa de vino, es algo insuperable, pues cuando se chocan las copas en un brindis, se confirma una fraternidad cuasi divina.

Qué agradecidos debemos estar a Dioniso (Baco), y sus esforzados colaboradores los bodegueros, por la alegría, algarabía y felicidad que nos producen esos maravillosos y mágicos elixires.

Casi un año después, volvimos a Lanzarote y entre otras actividades, recorrimos algunas bodegas, la primera visita fue a La Florida, donde probamos esos maravillosos caldos de malvasía volcánica. Retornamos un par de días después, para probar un moscatel blanco muy dulce y su característico tinto.