La información a evolucionado en
algunos aspectos, desde siempre la gente se ha informado, lo que ha
cambiado fundamentalmente es la velocidad de transmisión y la
cantidad de información transmitida. Hoy no somos capaces de
procesar el volumen de información que se genera a cada instante.
Cada persona, debe seleccionar la
información que más le interesa, en función de sus necesidades,
reinterpretarlas, e intentar desentrañar el mensaje objetivo.
Despejar la paja del trigo, en una maraña de comercialización de
noticias, todas contaminadas por la subjetividad de quien capta la
novedad, la transmite y luego, a jugar al teléfono descompuesto.
El mercado noticioso, en su afán de
vender, ha llegado al extremo de que solo hay malas noticias, como si
no existieran buenas noticias, el tema es que esas buenas noticias
que las hay y muchas, no venden. Explotan la zona cerebral, que
maneja nuestra necesidad de chismes y comentarios morbosos.
Por otra parte, tenemos los comentarios
de los intelectualoides de turno, que culpan con razón a la
audiencia por lo que consume. Pero al final, la gente consume, hace y
ve, aquello que le interesa y aquello que le aporta elementos con los
que canalizar sus sentimientos, su alegría, su ilusión y con los
que generar felicidad. Que al final es lo que más importa, la felicidad de la gente.
La foto, es bajando de Pino do Val a Muros.
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