Creo que a todo el mundo le sucede,
pasar por uno de esos días que no tenemos ganas de nada, solo
queremos estar apoltronados en un lugar cómodo y agradable sin
ningún tipo de actividad ni molestias. Uno de esos días en que no
se nos ocurre ninguna cosa interesante que contar.
Aquellos que intentamos crear algo a
cada instante, y lo publicamos para el regocijo y la felicidad de
quienes tengan a bien leernos u oírnos, algunas veces sentimos que
nos falla la inspiración, o que las míticas musas no nos son
favorables por algún extraño motivo.
Y la realidad, es que no se puede estar
siempre inspirado, sin embargo esto también es un tema sobre el cual
se puede escribir y al mismo tiempo mostrar un camino diferente,
donde es posible ser feliz y disfrutar.
Tener momentos de vida contemplativa,
donde dejarse llevar por el viejo y glorioso “dolce far niente”,
tiene su magia, nos recarga las baterías, en lo físico, lo
espiritual y nuestra mente se aclara, se pone en línea nuevamente,
para continuar el camino emprendido y transmitir alegría, ilusión,
optimismo y buena onda.
La foto, es en casa.
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