Muy buenos días, el después, es un reinicio del sistema, un volver a empezar, un abanico de oportunidades, es elegir una nueva senda cada día, el después es renacer. Algo que hacemos cada jornada al levantarnos, con o sin pandemia, independientemente de los problemas y obstáculos que surjan en el camino. Siempre hay un después, que se puede llamar del modo que se quiera y que implica incorporar lo aprendido, cambiar la forma de hacer algunas cosas y continuar con lo que hacíamos bien.
En ese renacimiento cotidiano, ese resurgir de las cenizas del día anterior, tenemos la opción de reconstruir nuestro ser, nuestra vida, nuestros vínculos. Con todo esos elementos básicos en la mano, podemos volver a tejer nuestra forma de percibir a las personas y el mundo que nos rodea. Estamos en ese punto vulnerable, donde lo más importante son los sentimientos y emociones positivas generados, como la alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza.
Con todo ese caudal de elementos esenciales, solo nos queda ponernos manos a la obra con fuerza, ganas y actitud positiva. Un esfuerzo importante que debemos desplegar cada día sin excepción. Crear esas situaciones especiales en las que hacemos aflorar nuestros afectos y emociones positivas, implica un trabajo muy duro y constante a lo largo de nuestro trayecto vital. Implica dedicación, aprendizaje y conocimiento personal, para saber cuales son nuestros singulares mecanismos de acción que encienden ese motor interior.
De esto se trata mi pregón cotidiano, de destacar la importancia del conocimiento personal, del control de esos mecanismos internos y de la importancia del trabajo duro para renacer cada día.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo esos secretos a voces que seguramente todos conocemos y que pocos practicamos de forma consciente.
A disfrutar el día!!!!! A seguir cuidándose!!!!!
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