Muy buenas tardes!!! De aquellas jornadas agotadoras, a despertar de un sueño plácido y reparador, abriendo la ventana, dejando que la luz, ese calor vital nos active, nos bañe con su ancestral dualidad transformadora. Es domingo y siempre apetece quedarse un poco más en cama, disfrutar ese calor natural que entra por la ventana, mientras remoloneamos entre las sábanas. El despertar no se queda ahí, tomar algo y salir al jardín, es otro de esos golpes de efecto que nos ponen en sintonía con la naturaleza que nos rodea y con la vida.
En ese camino vital, que nos mantiene en una constante onda, con sus altos y bajos, somos esa partícula insignificante que en su trayectoria transformadora deja restos, señales inequívocas de nuestro paso. Unas fruto de nuestra propia transmutación, otras como consecuencia de nuestro accionar y nuestras ínfulas de deidad suprema sobre lo que nos rodea. Con esa arrogancia que no sabemos disimular, nos movemos por los senderos y en ocasiones no mostramos ningún respeto por lo que nos da la vida. Perdiendo la oportunidad de activar los mecanismos que hacen factible alimentarse de esa ancestral dualidad transformadora.
De esa natural dicotomía, surgen la energía, las ganas y la actitud positiva que nos empuja a generar la alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza con las que nos ponemos manos a la obra. Es el material indispensable con el que podemos emprender nuestro camino cotidiano, de donde obtenemos la concentración para poder observar y disfrutar los pequeños detalles que van surgiendo a lo largo del camino. Esos que nos dan las claves con que superar cualquier obstáculo, cualquier vicisitud que pueda surgir en el trayecto.
Si nos ponemos a observar, nuestras actividades cotidianas, las desarrollamos en una sociedad plagada de dicotomías, dualidades inventadas que nos condicionan y clasifican. De esos inventos que nos encasillan, que nos intentan marcar pautas de comportamiento, debemos cuidarnos. Son esas cosas que es necesario conocer, para aprender a dejarlas de lado y poder destinar nuestras energías a lo verdaderamente trascendente. Generar y compartir lo más auténticamente nuestro, los afectos y emociones positivas que somos capaces de hacer aflorar desde lo más profundo.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, emprendiendo y disfrutando cada jornada la grata tarea de soltar a los cuatro vientos las amarras de éste pregón cotidiano.
A disfrutar el día!!!!! A disfrutar el finde!!!!! A seguir cuidándose!!!!!
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