La continuidad, además de atención y habilidades prácticas, exige capacidades emocionales, elementos y sensaciones de nuestros vínculos cotidianos, donde ese gestan los hechos que dan confianza. En esas cosas concretas, que hacemos a diario, esos compromisos que honramos son los que crean esos vínculos en base a la confianza. No nos hacen falta discursos grandilocuentes, cargados de promesas que disfrazan medias verdades, mentiras que luego derivan en excusas de mal pagador.
Esa continuidad vital, tanto nuestra como seres humanos, así como la de toda la sociedad, sus instituciones, empresas y demás, se basa en esos vínculos cotidianos, en esos pequeños detalles con los cuales se crean los hechos que dan confianza. Claramente cada uno tiene su propio discurso, cuyo objetivo es dar una imagen concreta. Aunque la esencia, lo que brinda los elementos primordiales para generar esa confianza, son nuestros hechos. Lo que hacemos en nuestra vida cotidiana, especialmente cuando pensamos que no nos ven, manifiesta lo que somos, expresa nuestra verdad.
Cuando digo, que cada persona tiene de fábrica todo lo necesario para ponerse manos a la obra y generar alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza, puede parecer un discurso lleno de buenas intenciones pero poco concreto. Sin embargo, es algo que puedo confirmar y dar fe de ello, pues es algo que forma parte de mi identidad personal, es algo en lo que trabajo cada día desde que me levanto hasta que me voy a dormir. Es una de mis principales tareas cotidianas, algo que llevo a todos los ámbitos en los que me desempeño.
Tan simple como levantarse con una sonrisa, con dar gracias por la nueva oportunidad y salir al camino para realizar las actividades cotidianas con esa misma sonrisa. Ser amable y cordial con quienes interactuamos, dar los buenos días al llegar a cualquier lugar, despedirse del igual forma al marcharse y dar gracias. En fin, simples buenos modales, que acompañados de una sonrisa franca y buenas palabras, ponen de manifiesto nuestros afectos y emociones positivas. Expresan nuestra forma de actuar y sentir. Así, mostramos hechos que dan confianza, haciendo lo que sentimos, lo que pensamos y lo que somos capaces de hacer aflorar desde lo más profundo de nuestro ser.
Ese es el punto, los discursos deben transmitir un mensaje realista, estimulante y motivador, pero siempre en base a la verdad y ser la guía de nuestras acciones, solo así generan confianza.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo en éste pregón cotidiano todas esas cosas, todos esas experiencias personales que me ayudan a seguir, a mantener la continuidad vital.
A disfrutar el día!!!!! A seguir cuidándose!!!!! A generar confianza de verdad!!!!!
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