La felicidad es el factor común

Muy buenas tardes, la longevidad, uno de esos secretos que siguen intrigándonos, escuché tantas recetas de gente centenaria, desde dietas sanas, hasta fumar, beber vino y otros elixires espirituosos, y, la felicidad es el factor común. Todas esas personas, han pasado por diferentes situaciones, al igual que la mayor parte de nosotros, altos y bajos, que forman parte del trayecto vital. Seguramente una dieta y unas costumbres saludables, han ayudado. De todas formas, lo claro es que no hay un puñado de factores determinantes, son muchos elementos que a lo largo de nuestra vida definen el azar de la longevidad. 

Cada persona es diferente y como tal, esa singularidad, determina que sus necesidades básicas para una vida saludable pueden diferir de las demás. Claramente, hay una base que cambia muy poco, pero esa especificidad, esa diferenciación marcada por un enlace químico distinto en un gen, es la clave. Qué, además debe ser complementada por otros factores también importantes. No solo debemos alimentar nuestro cuerpo, también es imprescindible alimentar nuestro espíritu. De ahí, la importancia de generar alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza. 

Los afectos y emociones positivas, son nutrientes vitales de nuestra alma y nuestro espíritu, son esos elementos imprescindibles a la hora de hacer el camino. Y no se trata de disponer de ellos de forma esporádica, son parte integrante de nuestras actividades cotidianas. Eso es lo que, aquellas personas centenarias también tenían en común, llevaban a cabo sus tareas con una sonrisa en los labios. Sin importar lo que tocara hacer, realizarlo con cuidado, con atención y esmero, pues de una forma u otra, ese esfuerzo, esas ganas y esa actitud positiva permanecerá en nosotros.  

Toda esa energía, todo ese afecto y esas emociones positivas, destinadas a crear y compartir felicidad con quienes nos rodean, generan ese ambiente, ese clima propicio para vivir eternamente. Y ya no solo en lo terrenal, lo trascendente no es ser centenario, sino haber disfrutado el camino que nos haya tocado. Se trata de que perdure el ejemplo, el recuerdo de lo que hemos hecho y cómo lo hicimos para beneficio de todos.

Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, generando y compartiendo afectos y emociones positivas con mi entorno cercano. Transmitiendo todo lo que siento y pienso en éste pregón cotidiano, que voy soltando a lo largo del trayecto.

A disfrutar el día!!!!! A seguir cuidándose!!!!! 

Les mando un abrazo!!!!!