En todo lo que hacemos a lo largo del camino, imprimimos nuestro sello personal, esa identidad que nos diferencia, que se hace marca registrada, un dicho, una mueca, un movimiento especial o una estridente risa contagiosa. Cualquiera de ellas, o varias juntas, surgen de nuestra personalidad, de lo más profundo de nuestro ser, es nuestra naturaleza, es lo que somos de verdad. Son cosas a las que por lo general no prestamos atención y sin embargo, en muchas ocasiones, definen, resultan decisivas. Tienen la cualidad de inclinar la balanza hacia un lado u otro, dependiendo de nuestros interlocutores.
En algunos ámbitos, nos dejamos ir, somos auténticos, en otros, nos manejamos intentando controlar aquello que pueda resultar inconveniente para nuestros objetivos. En una entrevista para obtener un puesto de trabajo, o en la realización de alguna de nuestras actividades cotidianas, enmascaramos ciertas cosas que pueden inclinar la balanza negativamente. Todo depende del momento, de la situación, del entorno y de otras condicionantes que por lo general escapan a nuestro control. Por ello, debemos estar atentos, observar e interpretar cada detalle que nos vamos encontrando en el trayecto. Siempre ayuda generar alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza.
Casi nadie se resiste a una dosis adecuada de afecto y emociones positivas, son elementos bienvenidos en toda ocasión. Distienden y atemperan los ánimos, allanan el camino en la mayoría de los casos y dejan una imagen agradable, que perdura en la memoria de nuestro entorno. En mi caso, dentro de los diferentes círculos en los que participo, familiares, amigos, deportivos y empresariales, además de una estridente risa contagiosa o algún dicho heredado, que me consta perduran, espero haber transmitido en ellas todos esos afectos y emociones positivas.
Son cosas que solo pueden comprobarse con el transcurso del tiempo, después de algún tiempo sin contacto, en alguno de esos encuentros casuales, en los que resurgen los recuerdos y se destacan aquellos que quedaron grabados en el alma. Ahí, es donde se puede constatar cuál es nuestro sello personal, nuestra identidad diferencial, esa que nos abre puertas, en especial, por las capacidades emocionales.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo lo que encuentro a lo largo del trayecto con mi sello personal y una estridente risa contagiosa.
A disfrutar el día!!!!! A seguir cuidándose!!!
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