Finalmente así se quedó la mañana por aquí, con ese cielo despejado, ese sol brillando en lo alto y yo por Noia en mis actividades cotidianas, recorriendo algunos de los rincones del pueblo donde se desarrolla todo el movimiento relativo al mercadillo. Por allí, además de los puestos tradicionales, también se ubican algunos vecinos que salen a vender los verduras y hortalizas de estación, producto del trabajo en su huerto casero.
Se produce así una mixtura de colores, de olores, de pregones, de regateos, que me genera alegría, ilusión, buena onda, optimismo y felicidad.
Es que hay cosas que aparentemente no se pierden, estos encuentros para el intercambio de bienes y servicios, que se realizan desde tiempos inmemoriales, forman parte de la historia humana, algo que seguramente perdurará y sobrevivirá. Así es que vamos yendo, haciendo todo lo posible por aprovechar el día, por disfrutar de todas esas cosas que nos encontramos en el trayecto.
Todo muy simple, muy sencillo y ahí radica el secreto de ese camino, por el que vamos con el rumbo fijo hacia ese ser feliz. No hace falta complicar las cosas de ninguna manera, no nos hacen falta más que un puñado de normas estables para vivir de ese modo.
Gracias por estar ahí!!!!! Gracias por compartir!!!!!
Les mando un abrazo!!!!
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