Feliz atardecer

Hoy fue día de mercadillo en Noia y durante la mañana e independientemente de tiempo, había muchos puestos por la calle. Por allí estuve y también hice un amplio recorrido por el pueblo, realizando mis tareas cotidianas, para luego hace un par de horas junto a Rosa instalamos un nuevo adorno en nuestro asador. La botella de vino gigante, que dedicamos a poner los corchos de las botellas de vino que se toman en casa con la familia y los amigos, algo que nos genera alegría, ilusión, buena onda, optimismo y felicidad.
Desde hace ya casi diez años estamos guardando esos corchos, los teníamos en distintos recipientes, esperando a encontrar algo que nos gustara. Finalmente apareció y además queda muy bien en ese lugar, se trata de una costumbre que adquirí a partir de la charla de un señor argentino, hace de esto ya más de treinta años. Ese señor, de quien no recuerdo el nombre, hizo un comentario respecto a que él guardaba todos los corchos de las botellas de vino que tomaba en su casa con sus amigos. Una idea que me gustó, me inspiró en aquel mismo instante y que llevé a la práctica hasta el momento.
Observar, escuchar, prestar atención en general a quienes nos rodean, siempre nos aporta cosas que pueden llegar a inspirarnos, a motivarnos, a hacer aflorar toda esa fuerza interior con la cual generar esos cambios imprescindibles en nuestra vida. No necesariamente cosas demasiado trascendentes, aunque seguramente determinantes en lo que tiene que ver con nuestro ser interior, con la capacidad de hacer surgir todo ese caudal de emociones positivas.
Son esas cosas que nos mantienen en el camino, que nos dan firmeza para mantener el rumbo hacia ese ser feliz vital. Anímense a dar ese primer paso en su propio camino, vale la pena intentarlo.
Gracias por estar ahí!!!!! Gracias por compartir!!!!!
Les mando un abrazo!!!!!